Un motivo de consulta frecuente de los pacientes con enfermedad celíaca, con sensibilidad al gluten o alérgicos al trigo y que deben realizar dietas con exclusión de gluten hace referencia al consumo de avena. Esta inquietud se presenta porque en algunos mercados mundiales se encuentra este cereal con el etiquetado de “libre de gluten”.
Algunos países de Europa y en Estados Unidos regulados por el Codex Alimentarius disponen de avena pura por lo que permiten su consumo en personas celíacas, en cantidades controladas pero bajo estricto control médico y con las correspondientes biopsias o estudios de seguimiento.
Mientras que determinados estudios científicos muestran que los celíacos que han ingerido avena pura, es decir, que no contiene gluten por contaminación han presentado buena tolerancia en la mayoría de los casos. Pero otros presentaron respuesta inmunológica con daño en el intestino (atrofia vellositaria).
¿Cuál es el escenario en nuestro país?
El Código Alimentario Argentino define como alimento libre de gluten a aquel preparado únicamente con ingredientes que por su origen natural y por la aplicación de buenas prácticas de elaboración -que impiden la contaminación cruzada- no contiene prolaminas procedentes del trigo, de todas las especies de Triticum, como la escaña común (Triticum spelta L.), kamut (Triticum polonicum L.), de trigo duro, centeno, cebada, avena ni de sus variedades cruzadas. Además, el contenido de gluten no puede superar el máximo de 10mg/Kg. Es decir, no considera a la avena como producto libre de gluten.
Por otra parte, Argentina no cuenta con avena pura porque en el proceso de producción, almacenamiento y transporte comparte espacio con el resto de los cereales que se producen en el campo. Es una avena contaminada con otros productos porque superan el límite permitido menor a 10mg/kg. En el mercado nacional encontramos avena que puede contener entre 20mg/kg y 100mg/kg de gluten. Por esta razón ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) no autoriza su comercialización ni consumo como producto libre de gluten.
Por otro lado, la estructura proteica (porción tóxica para el celíaco) de la avena es similar a los otros cereales prohibidos como trigo, cebada y centeno. Por lo que, el sistema digestivo de las personas celíacas reconoce como tóxico esa proteína, dañando y activando la respuesta inmunológica con posterior lesión intestinal.
Todo este panorama, en nuestro país, impide que hoy la avena sea considerada un alimento seguro para los celíacos. Habrá que esperar más estudios científicos para avalar su consumo.
Igualmente todas las personas deben tener presente que antes de comenzar cualquier dieta específica deben consultar con un especialista.