La fuerza policial está, por estos días, expectante sobre la suerte que tendrá uno de sus integrantes. No se trata de cualquier policía sino de uno con un apellido de peso en el Ministerio de Seguridad.
Se trata del hijo del Director de Policías, que está siendo investigado por una transmisión de Facebook donde invita, junto a otro uniformado, a una fiesta clandestina. Toda una inconducta.
El foco está puesto en uno de los organismos de control. La Inspección General de Seguridad tiene en sus manos una decisión importante para saber qué ocurrirá con estos dos agentes, ya que su resolución repercutirá en el seno de la fuerza mendocina. Es que todo policía, aunque incluso no vista circunstancialmente el uniforme, tiene que acatar una serie de pautas de conducta.
Y más aún cuando se le ha exigido durante todo este tiempo a la sociedad la obligación de cumplir con protocolos y evitar conductas de riesgo por los contagios de coronavirus. La Policía de Mendoza, aunque ha sido cuestionada en más de una oportunidad, se juega acá su verticalidad.
La gravedad del caso es que no es la primera vez que el hijo del funcionario policial más importante es cuestionado, y que en situaciones anteriores no se tomaron cartas en el asunto. Ahora la presión es mayor, puesto que ha expuesto no sólo a su padre ante otros agentes, sino también a todo un ministerio. El mensaje que debería llegar con la resolución es que no hay privilegios por portar un apellido.
