Entre el sábado y este domingo ocurrieron hechos de sangre en Godoy Cruz, Las Heras y Capital. Las hipótesis: venta de drogas, conflictos entre conocidos y hasta inseguridad.
El fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello y los policías de la división de Investigaciones que trabajan estos casos tendrán días movidos con todo lo relacionado a la búsqueda de pruebas para intentar esclarecer los cinco asesinatos perpetrados en el Gran Mendoza durante este fin de semana.
Entre el sábado y este domingo una mujer y cuatro varones sufrieron muertes violentas en Las Heras, Godoy Cruz y Capital: en los ataques, los homicidas utilizaron armas de fuego, cuchillos y hasta los puños y pies. Los casos no presentaban detenidos pero los pesquisas desarrollaron diversas labores de reconstrucción, encontrando cámaras y testigos en diferentes zonas para conocer y analizar las hipótesis que lleven a dar con los escondites de los autores. Algunos fueron identificados.
Estudiando cada uno de los hechos, los sabuesos de Investigaciones y el representante del Ministerio Público concluyeron que estaban frente a diferentes hipótesis: tres de los hechos podrían estar relacionados con el mundo más bajo del comercio de drogas en pequeñas cantidades, un conflicto entre conocidos con denuncias previas -como teoría inicial- y el restante podría ser un caso de inseguridad.
Por todo esto, esperaban avanzar en las próximas horas con la “incorporación de más testimonios” para encaminar los expedientes con pistas fuertes que lleven a los matadores. “Prácticamente, no hubo tiempos para avanzar en un caso porque se perpetraba otro con el mismo fiscal de turno, pero casi todos están encaminados”, detallaron las fuentes a El Sol.
Armas de fuego, blancas y golpes
Por orden cronológico, el primero de los hechos que investigan Pirrello y los policías de Homicidios sucedió el sábado en Las Heras. Tuvo como víctima a una mujer de 66 años. Luisa Jacinta Coria recibió un disparo en el pecho mientras se encontraba en su casa.
El plomo ingresó por una pequeña ventana de la propiedad ubicada en calle Aguado al 2700 pasada la 1 de esa jornada e impactó en el tórax de la mujer, quien se desvaneció y no reaccionó jamás.
Los pesquisas que hablaron con este diario señalaron que los agresores no tenían intención de matar a Coria. Es más, señalaron que su familia fue investigada por comercio de estupefacientes pero la hipótesis del ataque estaría direccionada hacia otro posible escenario.
Los testigos detallaron que la sexagenaria presentaba conflictos con un sobrino por una propiedad familiar. Ese hombre (pidieron reserva de su identidad) se encuentra en la cárcel por robo y “podría haber enviado a conocidos” –o familiares directos- para disparar contra el domicilio de la mujer con el fin de generar temor en sus moradores. Pero todo terminó trágicamente.
En el teatro del hecho levantaron vainas calibre 22. Más allá de eso y de los trabajos de inteligencia previos por venta de drogas que se iniciaron contra el entorno de varios de los protagonistas de la historia, buscaban sumar más testigos para conocer un poco más sobre los cruces entre la propia familia, lo que llevaría a potenciarles capturas.
Luisa Jacinta Coria se encontraba la madrugada de este sábado en su casa del barrio Independencia de Las Heras cuando fue alcanzada de manera sorpresiva por una bala disparada desde la calle. El proyectil ingresó a través de una pequeña ventana…
Esa misma jornada, pasadas las 22.30, se perpetró el segundo crimen del fin de semana. Ocurrió en el barrio Chile y la víctima fue identificada como Guillermo Nicolás Quinteros. El joven tenía 22 años y vivía a tres casas de donde terminó ultimado de un balazo. Lo conocían como Moncho. Un par de sujetos que se movilizaban en una Ford EcoSport bordó comenzó a dispararle en la intersección de calles Terrada y Cabo Santa Inés, hacia el este del barrio Pablo VI, cuando se encontraba con otras personas.
Los detectives creen que este asesinato está relacionado directamente con el narcomenudeo. Es más, aportaron que “los famosos Castillo” están en la mira. Se trata de una familia cuyos integrantes vienen ganando terreno con el apoyo de conocidos y a fuerza de balas en la popular Triple Frontera entre Godoy Cruz, Maipú y Luján.
Fuentes del caso explicaron que “se están quedando con terrenos de los Aguilera, los Gómez y de los Miraval”, relacionados históricamente con la venta de sustancias ilegales en el barrio La Gloria. Uno de los Castillo (se reserva su identidad) fue identificado por los testigos en el interior de la EcoSport y desde el entorno de la víctima planeaban tras el hecho de sangtre vengarse buscando a los autores.
Durante gran parte de la jornada del sábado, inclusive a plena luz del día, hubo tiroteos en diferentes sectores del barrio Chile con los mismos protagonistas. Sospechan que esos ataques estaban todos relacionados con enfrentameintos por territorialidad entre personajes de la triple frontera. Quinteros vivía a pocos metros del lugar donde fue ultimado. Salió cuando empezaron los tiros y sospechan que lo hizo armado.
La conclusión de los investigadores está basada en que el joven tenía guantes puestos y cerca de su cadáver, que yacía en la puerta de una ferretería, quedó una importante cantidad de vainas servidas.
El estudio del lugar agrega que hubo fuego cruzado y que, una vez que terminó herido, gente de su entorno se llevó el arma que portaba para evitar comprometerlo. En el lugar contabilizaron casi 20 casquillos de calibres diferentes. Un solo plomo terminó con su vida e ingresó por el pómulo derecho.
Quinteros tenía 22 años y recibió un balazo en el pómulo derecho.
La actividad armada estuvo lejos de cerrarse: minutos después del comienzo del domingo, antes de la 1, un llamado al 911 advirtió sobre un tiroteo en Las Heras con un hombre muerto sobre calle Almafuerte 1336. La víctima fatal fue identificada como Juan Emiliano Jofré, nacida el 22 de enero de 1999.
En un principio, surgió que el autor del ataque fue un joven conocido como el “Hermética” (apodo que ganó por su fanatismo por la banda de heavy/thrash metal argentina), tal como marcaron los testigos que inicialmente hablaron con los policías desplazados hasta el sector. Efectivos de la Unidad Especial de Patrullaje de Las Heras (UEP) lo fueron a buscar a su domicilio de la manzana M del barrio Primero de Setiembre luego del hecho de sangre pero no lo encontraron.
Sin embargo, con el paso de las horas tomó fuerza una hipótesis que apuntó contra otra persona. Al parecer, el agresor sería el yerno de una mujer a la que Jofré le habría tiroteado a la casa previamente. Hace un mes y medio, apróximadamente, el joven de 25 años ultimado denunció a vecinos porque descartaron en su domicilio unas ramas que habían cortado de unos árboles. Esto fue generando enfrentamientos que se potenciaron al pasar los días con amenazas, tiroteos y denuncias en sede judicial.
Juan Emiliano Jofré fue asesinado de dos balazos en Las Heras.
Jofré se encontraba con un sujeto conocido como el Pomelo cuando pasó un sujeto que se movilizaba en una moto 110cc roja y negra. El homicida comenzó a disparar y dos proyectiles terminaron impactando en la humanidad de la víctima. En total, por lo que describieron los testigos, se contabilizaron cuatro detonaciones.
Y cuando trabajó Policía Científica en la escena, detectó que el cuerpo presentaba dos heridas mortales: una con orificio de entrada en el brazo izquierdo a la altura de bíceps y terminando en la costilla debajo de la axila izquierda y otro en la zona central pecho, en el sector izquierdo. No hubo secuestro de vainas en las inmediaciones y estimaron que el homicida utilizó un revólver.
El caso que más intriga a los detectives comenzó a investigarse este domingo minutos antes de las 3. Dos sujetos que se movilizaban sin cascos en una moto blanca 150cc (el conductor tenía campera negra y el acompañante una prenda similar, pero marrón) llegaron desesperados hasta la guardia del Hospital Lagomaggiore de Ciudad y dejaron abandonado a un chico gravemente herido en la guardia.
Los sujetos no hablaron. El acompañante bajó y dejó a la víctima en la entrada. Segundos después, se retiraron a toda velocidad con rumbo desconocido.
Luciano Videla tenía 15 años y fue atacado con armas blancas.
Los médicos tomaron contacto con la víctima, identificada como Luciano Maximiliano Videla, de 15 años, y confirmaron la muerte. Presentaba heridas de arma blanca en diferentes partes del cuerpo, una en el tórax, otra la espalda y las restantes en la cabeza.
Cuando revisaron el cadáver efector público, encontraron que transportaba entre sus prendas 27 dosis de cocaína y 23 mil pesos en efectivo que serían producto de la comercialización de la sustancia.
Una de las hermanas del joven asesinado se presentó en el nosocomio de Ciudad y contó que su hermano se encontraba en zona del barrio Fuerte Apache (en el San Martín) cuando tuvo problemas con un sujeto llamado “Diego”. Aportó su apellido (se reserva porque es menor) y que tenía domicilio en el barrio Olivares.
Por lo que contaron fuentes del caso a El Sol, el hecho podría estar relacionado con un conflicto por la venta de drogas en pequeñas cantidades. La víctima habría estado comercializando la cocaína “en zona de otras bandas” cuando sufrió el ataque. De todas formas, no descartaban otros móviles y buscaban por más testigos debido a que no estaba claro el lugar donde se produjo la agresión.
Es más, durante la tarde trascendió que un hombre conocido como Burrito, de 30 años y oriundo del barrio San Martín, podría tener algo que ver con el hecho. Contaron que se movía con un amigo con el alias de “Ñoño”, domiciliado en el barrio 8 de Abril de Las Heras, y que ambos podrían ser investigados en la causa.
Las dosis de cocaína y el dinero que tenía el adolescente de 15 años asesinado a golpes y con arma blanca en el oeste de Ciudad.
El último hecho podría ser un caso de inseguridad. Fue descubierto minutos antes del mediodía en el barrio La Esperanza III de Godoy Cruz y tuvo como víctima un hombre de 77 años que vivía solo y padecía una hemiplejia.
Fue un sobrino del septuagenario el que arribó hasta el domicilio, un dúplex de la manzana 12, y encontró la puerta principal entreabierta. Ingresó y halló a su tío muerto, boca abajo y atado de pies y manos en el baño. Rápidamente llamó al 911 y personal policial arribó a la propiedad para constatar la veracidad de la denuncia.
La reconstrucción que hicieron los detectives señala que, la última vez que tuvieron contacto con el hombre asesinado, identificado como Juan Antonio García Sepúlveda, fue el jueves. En un principio creyeron que el móvil del hecho podría estar relacionado con un conflicto por la casa que mantenía con uno de sus hijos, pero con el avance de la instrucción esa teoría se fue desvaneciendo.
El septuagenario asesinado en Godoy Cruz.
Si bien era cierto que el hijo presentaba una restricción de acercamiento con su padre, testigos señalaron que el jueves habían visto a dos hombres salir de la casa con un par de carritos de supermercado transportando algunos elementos de valor de la propiedad. Debido a esto, sospechan que García Sepúlveda sufrió un robo en su casa.
Los autores ataron de pies y manos a la víctima y le colocaron una especie de mordaza en la boca para dejarla encerrada en el sanitario. Los restos del hombre fueron estudiados y levantados por Científica y trasladados hasta el Cuerpo Médico Forense con el objetivo de conocer las causas del deceso.
En un principio, estimaron que presentaba un golpe en la cabeza pero luego descartaron esa presunción. Debido a esto, las fuentes entienden que pudo haber fallecido por asfixia o por el simple hecho de haber permancido inmovilizado durante tres días.
Fuente: https://www.elsol.com.ar/