El Malbec llegó a nuestro país en 1853 de la mano del agrónomo francés Michel Aimé Pouget (1821-1875), un profesional contratado por Domingo Faustino Sarmiento para llevar adelante la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza.
Siguiendo el modelo de Francia, esta iniciativa proponía incorporar nuevas cepas como medio para mejorar la industria vitivinícola nacional.
El 17 de abril de 1853, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial, con el objetivo de fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. Este proyecto fue aprobado con fuerza de Ley por la Cámara de Representantes el 6 de septiembre del mismo año.
A fines del siglo XIX y de la mano de los inmigrantes europeos, la vitivinicultura creció exponencialmente, y junto a ella el Malbec, que se adaptó rápidamente a los diversos terruños que proponía la geografía argentina donde se desarrolló incluso mejor que en su cuna.
El 17 de abril es, entonces, no sólo el símbolo de la transformación de la vitivinicultura argentina, sino el punto de partida para el desarrollo de esta cepa, emblema de nuestro país a nivel mundial.