La temporada de prueba del centro de esquí de Malargüe culminará el fin de semana largo de octubre para que los técnicos de la UNCuyo puedan ajustar los últimos detalles del EIA que estaría listo en diciembre.
El Azufre comenzó el último mes de la primera temporada, que largó a fines de junio y que cerrará el fin de semana largo de octubre. Su versión "boutique" sirvió como prueba para conocer in situ qué es lo que buscan los turistas y amantes de la nieve y el esquí, cómo es la experiencia que se llevan de la montaña malargüina y cómo están las pistas o qué mejoras necesitan.
El balance es súper positivo. Con esas palabras el CEO de El Azufre, Guillermo Rivaben, calificó la temporada invernal que se encontró este fin de semana con 1m95 de pisado en la base.
Esa altura vaticina que habrá nieve hasta fines de octubre pero el cierre al público se dará unas semanas antes para dejarle las instalaciones a los técnicos encargados del desarrollo del estudio de impacto ambiental.
El EIA es el paso siguiente y necesario para obtener las autorizaciones estatales que permitan dejar de lado las construcciones provisorias de este invierno y empezar la construcción definitiva del centro de esquí proyectado.
La temporada de El Azufre partida en dos
Desde que El Azufre abrió sus puertas en Campo Potreros de Cordillera, a 3.200 metros de altura, convivieron dos objetivos para la empresa: por un lado, lo que llamaron "turismo experimental", que sirvió, como decíamos, para testear las pistas, para conocer cuál es la experiencia que se llevan los turistas y qué es lo que vienen a buscar en Mendoza.
Y por otro, avanzar con el estudio de impacto ambiental que llevan a cabo los técnicos de la Universidad Nacional de Cuyo.
En ese andar de la temporada, en su versión "boutique", el complejo de esquí de aventura recibió a turistas de Alemania, Canadá, Estados Unidos e Indonesia, todos expertos del mundo de la nieve.
El Azufre se pudo armar con personal aéreo, de montaña, de base en Los Molles y en Malargüe. Trabajaron (y lo harán hasta octubre) maquinistas, guías de montaña, mucamas, cocineros, personal de mantenimiento. Unas 50 personas en el área operativa para que la experiencia resulte positiva.
"Está todo sincronizado y ha dado muy buenos resultados", dijeron desde la empresa a Diario UNO como parte de ese primer balance.
El estudio de impacto ambiental como requisito para la adquisición de las tierras
En lo que resta del año, el foco estará puesto en terminar el estudio de impacto ambiental que la empresa necesita presentar en el expediente que se lleva en el Ministerio de Gobierno, Trabajo y Justicia.
La Dirección de Asuntos Ambientales de la Fiscalía de Estado dictaminó en julio de este año que las obras provisorias que El Azufre había desarrollado hasta el momento no necesitaban un estudio más profundo porque generaban un "bajo impacto ambiental". Sin embargo, "una vez que el proyecto del centro turístico sea ya viable deberá presentarse ante la Unidad de Evaluaciones Ambientales de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial", decía el dictamen.
La intención es que ese EIA esté terminado en diciembre y es por ello que, ya sin turistas en los módulos, los técnicos se instalarán allí para ajustar los detalles en los que ya vienen trabajando hace meses.
Una vez concluido, pasará para su análisis en las diferentes esferas del Estado e incluso será necesaria también una audiencia pública a anunciarse mediante la publicación en el Boletín Oficial.
De su aprobación dependerá la adquisición definitiva de las 12.000 hectáreas que fueron asignadas y de los tiempos que demande dependerá el inicio de las construcciones definitivas del centro de esquí.
La confianza de los accionistas y su proyecto sustentable
Daniel Nofal, uno de los socios, es fundador de Sustentator, una empresa proveedora de equipos de generación de energía solar en la cual tiene participación YPF. Contó en su momento a Diario UNO las ventajas sustentables del proyecto.
Entre los puntos primordiales se encuentra la producción de energía en forma renovable, principalmente solar con baterías de litio y tanques de hidrógeno.
Respecto de los humedales, que podría ser el principal enfoque en caso de un estudio de impacto ambiental, Nofal afirmó que el plan es construir en zonas aledañas sin afectarlos, tanto que "con la plantación de árboles eficientes en el uso de agua en zonas secas se puede extender el verde puramente con riego ocasional por goteo, evitar evaporación y regular el derretimiento de la nieve".
Como objetivo se encuentra también la economía circular, a la que se puede llegar minimizando el uso de plásticos y reciclando el resto con el excedente de energía que se produzca en verano.
Otra de las bases del proyecto es el uso de construcciones prefabricadas con alta aislación para el mínimo uso de energía y el uso de materiales y proveedores lo más locales posibles para minimizar, de esa manera, el impacto del transporte. Respecto del combustible, la idea es producir hidrógeno verde.
Al estar desarrollado el masterplan en fases, entienden los socios de El Azufre que se pueden ir logrando aprobaciones parciales de inversión, impacto ambiental y construcción para ir avanzando de a poco, año a año.
Saber si abrirá el año próximo es demasiado aventurero. "Si los vistos buenos para empezar a construir no llegan antes de abril, será muy difícil", dijeron.
Tiempos de veranada
Una vez que baje la nieve y crezca el verde, Martín Policante, el puestero de la zona que cedió sus derechos a El Azufre, subirá con sus animales para la llamada "veranada".
Durante ese tiempo, que teniendo en cuenta la cantidad de nieve actual podría comenzar recién entre noviembre y diciembre, se produce el engorde de los animales.
La posibilidad de que esta práctica se dé en los terrenos asignados a El Azufre forma parte del convenio celebrado con los puesteros. Se vino desarrollando años anteriores y volverá a suceder en el verano 2023.
Fuente: https://www.diariouno.com.ar/