Desde mis primeros años, siempre me esforcé por mantener una conducta ejemplar.
Nunca recibí una firma en el libro de disciplina en la escuela primaria, ni amonestaciones ni faltas en la secundaria. Mi enfoque siempre fue estudiar y hacer las cosas correctamente. Por ello, decidí estudiar ciencia política y administración pública, con la meta de convertirme en intendente de mi departamento y ayudar a mis vecinos. Con el tiempo, logré alcanzar esa meta y me convertí en el intendente del departamento de Malargüe.
Mi mandato no fue fácil; enfrenté uno de los desafíos más complejos de nuestra historia: una pandemia que duró casi tres años, con dos de esos años marcados por la dureza de una caída histórica en el precio del petróleo, llegando a cotizar a -3 dólares el barril. A pesar de estas dificultades, conseguimos pavimentar 200,000 m² en el departamento y lograr la construcción de una sala de terapia intensiva en el hospital regional, que no contaba con ella. Durante la pandemia, cuidamos a nuestros enfermos y a nuestros adultos mayores, proporcionando comidas calientes a más de 1,000 personas en Malargüe durante casi un año. Fue una tarea extraordinariamente difícil.
Además, nuestra localidad y las provincias patagónicas fueron de las más afectadas por la caída de recursos. A pesar de la adversidad, logramos pagar los sueldos y seguir adelante en los cuatro años de gestión. Lamentablemente, también enfrenté la envidia de algunos políticos, quienes, cegados por la envidia o por sus propias frustraciones, optaron por difamar y lanzar calumnias sin fundamentos. A lo largo de esos cuatro años, me cansé de repetir la verdad, y hoy, con el fallo del tribunal de cuentas aprobando mis gestiones sin multas, siento un gran orgullo.
Es importante mencionar que, aunque el tribunal de cuentas impuso una multa de 100,000 pesos y solicitó el reintegro de 89,000 pesos por una cámara fotográfica adquirida en 2020 que se perdió en manos de un empleado, asumo esta responsabilidad. Durante mis cuatro años como intendente, solo se me reclama este faltante. Para mí, es un orgullo haber gestionado en tiempos tan difíciles, haber superado situaciones críticas y haber recibido un fallo del tribunal de cuentas que aprueba todas mis cuentas sin multas.
El claro ejemplo de la métrica está dado por la concejal Camiolo que se acostumbró a mentir y hablar de cada uno de los Malarguinos, no nos olvidemos que hasta fue parte de denuncia graves que nunca salió a pedir las disculpas correspondientes. En fin, Frente a la adversidad y a la mala fe de quienes intentan desacreditarme, mantengo mi integridad.
Como decía Diego Armando Maradona, el enojo y la envidia a menudo nublan el juicio. Sin embargo, estoy consciente de que estos concejales, aunque mayores que yo, no han tenido que asumir las responsabilidades que me tocaron a mí a los 34 años, en medio de crisis y pandemias. Hoy, al cerrar este ciclo en mi vida, me siento orgulloso de haber transitado estos cuatro años, que sin duda han sido muy desafiantes
Por Juan Manuel Ojeda (DNI: 31.167.383)