Este fin de semana se llevó a cabo un curso de capacitación en alambrado tradicion al en el Multiespacio de Bodega Faraón, en General Alvear. La actividad fue organizada por la Secretaría de Desarrollo de la Municipalidad de general Alvear y estuvo a cargo del especialista Daniel Gilardi, responsable de la reconocida Escuela de Alambradores.
Gilardi explicó que la Escuela viene desarrollando este tipo de cursos desde hace más de una década en distintos puntos del país, desde Río Gallegos hasta Corrientes. En esta oportunidad, fue el turno de Mendoza, con un taller teórico-práctico que reunió a más de 20 participantes interesados en perfeccionar sus conocimientos sobre alambrado rural.
“Nuestros cursos buscan formar mano de obra calificada y preservar un oficio que tiene más de 180 años, pero que lamentablemente se está perdiendo”, señaló Gilardi.
Durante la jornada, los participantes recibieron una formación integral. En la parte teórica, se abordaron los principios técnicos del alambrado, sus componentes y el funcionamiento de cada elemento. Luego, se trasladaron a campo, donde pusieron en práctica lo aprendido.
“La idea es que se lleven las herramientas necesarias para instalar un alambrado tradicional de siete hilos, con todos sus componentes. Primero mostramos nosotros, y después lo hacen ellos, para que realmente se apropien del conocimiento”, detalló el capacitador.
Además de los conocimientos tradicionales, el curso incorporó las últimas tecnologías disponibles en el rubro, gracias a los vínculos de la Escuela con empresas proveedoras de materiales y herramientas innovadoras.
La importancia de un buen alambrado va mucho más allá de la simple delimitación de terrenos. Según explicó Gilardi, en zonas rurales como la pampa húmeda, un cerco mal instalado puede tener consecuencias graves, como la mezcla de rodeos entre fincas vecinas. También es clave para la organización del trabajo agrícola y ganadero, y para garantizar la seguridad de los cultivos.
“No es solo para campos. También se aplica en fincas, viñedos, fruticultura y otros espacios productivos. En el curso hablamos mucho sobre los distintos tipos de alambre, sus diámetros, cargas de rotura y aplicaciones específicas”, agregó Gilardi.
La actividad fue valorada por los asistentes, que destacaron la calidad del contenido y la posibilidad de acceder a una formación práctica, concreta y útil para el desarrollo de oficios en la región. Iniciativas como esta apuntan a recuperar saberes tradicionales, profesionalizar el trabajo rural y generar nuevas oportunidades laborales en el departamento.